Me acostumbré a tenerte perdida entre mis sueños,
me acostumbré a estar solo besando tu recuerdo.
Me acostumbré a mis cosas, que un día fueron nuestras,
me acostumbré a esperarte con mi ventana abierta.
Me acostumbré a tenerte, que no estuvieras lejos,
a sentirte en mi cama y a jugar con tu pelo...
Me acostumbré a ser libre, como lo son los vientos,
me acostumbré a ese loco que vive en mi espejo.
Si me senté a escribirte, como otras muchas veces,
será porque a olvidarte,
tal vez no me acostumbre...
Lo que corre por mis venas te lo dejo en un poema
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